Era una ‘final’ pero sobre todo era un partido especial, de esos que se ganan con el alma y con el corazón. De esos que quieres regalar a alguien que lo necesita. Con esa premisa y con el convencimiento de que la pelea por el playoff aún era posible, salía el Zamora dispuesto a plantarle cara al líder, el Arenteiro.

Un líder ya ascendido, al que se le rindió homenaje con un pasillo, pero que venía dispuesto a dar guerra, demostrando buena cara en el tramo final de temporada. Para enfrentarse a los gallegos, Yago Iglesias apostaba por un once formado por Troya, Prada, Galas, Luismi, Theo, Silva, Dani Hernández, Pau Miguélez, Sancho, Manu Viana y Charly.

Salían mejor los rojiblancos, muy metidos en el partido, con más intensidad y posesión. Y pronto llegaba la recompensa. Silva colgaba un balón desde la banda derecha y Charly de bolea, la enganchaba para poner el primer y único tanto del encuentro en el marcador. Un gol especial, dedicado, y como siempre, retratado con la cámara de nuestro Carlos, que esta vez cambiaba el objetivo por un abrazo de todo el equipo, de esos que sanan, que reconfortan y que tanta falta hacen.
Un chute de energía que dio fuerzas y que permitió algún acercamiento más. Pau la dejaba de tacón para Sancho en el borde del área pero el tiro se iba alto por muy poco.

Tras el descanso se igualaban más las fuerzas, y el Arenteiro tenía la ocasión más clara con una falta directa del ex rojiblanco Jordan que obligaba a Troya a despejarla. Una buena intervención del portero local que volvía a meter una mano salvadora en el 70 para despejar un tiro lejano de los de O Carballiño.

Los cambios se sucedían en el Zamora entrando primero Ander y Vallejo por Manu Viana y Pau y luego Iban Ribeiro, Pana y Álex Ares por Sancho, Charly y Dani. Oxígeno para el Zamora, que la pudo tener otra vez en las botas de Ander, que disparaba desde el borde del área, pero el portero Adriá estaba muy atento para evitar el segundo. La tendría también Pana tras una gran carrera, pero no conseguía definir con claridad.
En la última jugada respondía el Arenteiro con una falta escorada pero se volvían a encontrar con un grandísimo Troya.

Era el final de un partido importantísimo. Donde la garra y el corazón pudieron más que la lógica. Y en el que sin duda nos acordamos de quien se fue… pero que sigue muy presente.

¡Va por ti, Ángel!